Recuerdo en Elorza, cuando
era comandante del Escuadrón Farfán, que para conseguir una vaca
allá había que prácticamente rogarle a los ganaderos, a los
productores. Nadie quería matar una vaca para vendérsela al pueblo.
No era regalada, no andábamos pidiendo nada. Ellos sacaban cuenta y
ganaban más dinero con esa ganadería extensiva que no invierte casi
nada, porque es montar el ganado en unos camiones y venderlo en
Maracay o en el centro del país, en Barquisimeto. Lo venden mucho
más caro porque le inflan los costos. Entonces, el pueblo de Elorza
no comía carne de res. Me dijo una vez un coronel que fue para allá,
a unas maniobras. Era jefe de Estado Mayor de una brigada y me dijo:
“Chávez, esto es como la India, le pasan las vacas a uno así,
pero nadie puede comerlas”. Comiendo babo y chigüire, cuando había
oportunidad. Es el capitalismo, se está pensando en la máxima
ganancia y no le importa a este o a aquel que la gente se alimente,
que los niños coman.
De Cuentos Del Arañero por Hugo Rafael Chávez Frías